En estos tiempos que nos ha correspondido vivir, lo mejor que podemos hacer es que cada uno de nosotros hable o escriba de aquello que conoce o cree entender, de lo que sabe, no debería ser correcto que hablemos de lo que desconocemos, solo por el hecho de hablar y de tener presencia en lugares que nos interesan. No olvidemos que, desde nuestra visión, esto solo nos interesará a nosotros, y lo que es relevante es que les interese a quienes nos leen o escuchan, de otro modo «nos miramos el ombligo» y no aportamos nada, con lo cual «¿para que escribimos o hablamos?».
He querido empezar con el párrafo anterior para tratar de reflejar lo que está sucediendo en estos días en nuestra sociedad, en la que, igual que en un partido de fútbol, está todo lleno de «entrenadores», de personas que no tienen conocimiento sobre lo que hablan, y que muchas veces hablan solo de oídas y, desgraciadamente, entre estos hay muchos politicos que no saben ni solucionar un problema de cañerías en su propia casa, y estan tratando de decirles a las empresas lo que deben hacer. Como muchas veces he dicho, aqui quiero repetir que «Nadie debería ser politico, menos presidente de un gobierno, mientras no supiera lo que es pagar la nómina a final de mes, o lo que es levantar una persiana cada dia».
Yo no le quiero decir a las empresas lo que deben hacer, no lo he hecho nunca, pero si me voy a permitir dar mi opinión, basada en el conocimiento y la experiencia, de que cosas se pueden hacer en una crisis, y cómo preparase para salir de ella. Siempre existirá la posibilidad de no creerme o de no seguir leyendo, en el bien entendido que no lo hago para posicionarme en ningún sitio, sino para tratar de contribuir con mi granito de arena.
En la situación actual, con la pandemia del COVID-19 que estamos padeciendo, existe la oportunidad de reorientar las actuaciones empresariales hacia lo que quizás ya llevaban tiempo pensando que debían hacer y no se atrevían a poner en marcha; quizás por falta de tiempo, quizás por falta de conocimiento, o quizás por ambas cosas. La situación va a obligar a las empresas, si o si, si quieren seguir subsistiendo cuando todo esto pase, a repensarse y actuar en consecuencia en la adopción de las herramientas TIC que tienen ,y siempre han tenido, a su alcance. Ver La digitalización no solo sirve para vender. Como hoy se esta viendo, existe un sin número de empresas que se han visto obligadas a «teletrabajar» y, desgraciadamente, muchas no están preparadas para ello.
Existirán sectores que habrán tenido que parar totalmente su actividad, pero a buen seguro hay otros que continúan con su trabajo, lo cual les debemos agradecer de manera infinita, y que continuarán trabajando incluso con mayor volumen. En ambos casos, deberán activar su empresa y adaptarla al futuro próximo, adaptándose, por supuesto, a las circunstancias de sus clientes y de las mismas empresas.
Del mismo modo que la crisis financiera del año 2008 y sucesivos supuso un antes y un después en la economía mundial, en la actual crisis sucederá lo mismo y, de la misma forma, cuando el golpe inicial pase las cosas ya no serán igual, ya no serán como antes, la sociedad, y con ella las empresas, volverá a cambiar. Muchas empresas quedarán en el camino y, por mucho que nos pese, serán pymes y microempresas, puesto que esta es la composición de nuestro entramado empresarial, el 97-98% de las empresas son pequeñas y medianas, y de ellas más del 96% son familiares.
Sin ninguna duda, la pérdida de estas empresas no será por causa de esta crisis, que también sin duda alguna será el desencadenante, sino la mala estructuración empresarial de este entramado en el que se basa la economía nacional. Como en cualquier estadística, al final se tratará de un número, de un porcentaje. Sin embargo, detrás de cada número habrá una pequeña empresa que habra subsistido o habrá desaparecido, lo cual no dejará de ser lamentable.
Parece evidente, pues, pensar que de haberse hecho «los deberes» esta crisis habría pasado, dura, pero con menores consecuencias adversas. De nuevo el desarrollo de las empresas, su continuidad, se basa en la profesionalización de sus dirigentes, que hará que existan los planes necesarios, incluidos los de contingencia, y que hará que su personal esté formado debidamente en las capacidades y conocimientos necesarios para afrontar cualquier cambio actual o futuro.
Se debe, en consecuencia, aprender de las situaciones, corregir los errores, y preparar las empresas para el futuro cercano y a medio plazo, ya que en el contexto actual hablar de corto plazo es hablar de ayer, y hablar de largo plazo nos sitúa no más allá de los dos años. Tomando prestado la frase de un amigo, según él, de su padre, «en tiempos de crisis unos lloran y otros venden pañuelos».
Desde mi posición me propongo hacer llegar a quien quiera leer mi post, diferentes actuaciones para ayudar a salir de esta crisis reforzados y orientados hacia el futuro. Quizás pueda parecer muy pretencioso, nada más lejos de mi intención. Lo haré, por supuesto con voluntad de ayudar.
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En próximas entradas hablare de :
- Clasificación de mercados y productos.
- Adopción de herramientas TIC.
- Gestión de la relación con los clientes.
- Marketing «in» y «out».
y algunas más que se me ocurrirán.
y tú, «¿lloras o vendes pañuelos?»